"Parecidos pero no iguales"

07.01.2018

El relato del trigo y la cizaña contiene figuras semejantes a las de la parábola del sembrador, pero aquí nuestro Señor presenta un enfoque completamente diferente.

"Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero." Mateo 13:24-30

El sembrar malas hierbas sobre el sembrado de otra persona, era un hecho tan común que Roma tenía una ley contra esto. Era una forma casi segura de arruinar al vecino porque utilizaba su cosecha anulando así su fuente principal de ingresos. En esta parábola el enemigo del hombre sembró cizaña en su campo. La cizaña es una planta parecida al trigo que produce un grano nocivo. Se parece tanto al trigo que era conocido como trigo falso. Hasta la maduración de la espiga era casi imposible distinguirla del trigo, aún tras una inspección cuidadosa.

El agricultor en la parábola de Jesús prefirió no arriesgarse a perder toda la cosecha al tratar de arrancar la cizaña. En lugar de ello dejó que el trigo y la cizaña crecieran juntos hasta la siega, a cuyo tiempo los segadores separarían la cosecha buena de la mala y entonces la diferencia sería evidente.

¿Qué puede significar este relato? Es sorprendente que la multitud no se hiciera esta pregunta, ellos estaban más interesados en ver milagros y recibir alimentos que en conocer la verdad. En Juan 6:26 nos dice: "Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Los discípulos sin embargo querían saber" y Mateo 13:36 "Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo."

La explicación de Jesús empieza con sencillez. El que siembra la buena semilla es el hijo del hombre. Este es el título que el Señor utilizó más que cualquier otro para referirse a sí mismo. En el N.T el termino Hijo del Hombre es utilizado una sola vez por otra persona para referirse a Jesús, en todas las demás ocasiones es usado por Jesús mismo. Este nombre identifica a Jesús en su humanidad como el encarnado, la perfección de todo lo que el hombre pueda ser. Habla de Él como el segundo Adán, el representante sin pecado de la raza humana.

Según Mateo 13:38 El campo es el mundo. Implícitamente el sembrador, el Hijo del Hombre, es el propietario del campo, y cultiva allí su mies. ¿Qué es lo que siembra? La buena semilla que son los hijos del reino. Los hijos de Su reino son los creyentes, los que son sumisos al Rey, y Él la siembra por todo su campo.

La cizaña son los hijos del maligno, el enemigo que la sembró es el diablo (Mateo: 38-39). Estos son los incrédulos. La frase "hijos del maligno" es semejante a la terminología usada por Jesús en Juan 8:44 cuando enfrentó a los líderes religiosos diciéndoles: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo", y en 1ª Juan 3:10 señala que todos los que no son hijos de Dios son hijos del diablo.

Por tanto el significado de La parábola no es nada complicado, el Hijo del Hombre, Jesús, sembró los hijos de su reino en el mundo. El enemigo, satanás, destruyó la pureza de la siembra mezclando a sus hijos con los que sembró el Hijo del Hombre. Estos hijos incrédulos del maligno viven junto a los creyentes en el mundo y en el juicio final Dios separará el trigo de la cizaña.

A satanás le gusta sembrar su cizaña tan cerca como puede del trigo, sembrando parte de ella en la iglesia. Esta parábola nos enseña a nosotros como cristianos que debemos tolerar a los incrédulos y no hemos de tener nada que ver ni con los falsos maestros ni con los falsos creyentes.

"Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras."2 Juan 1:9-11. 

Se nos ordena claramente a limpiar la iglesia de tales influencias.

Nosotros que pertenecemos al reino de Dios, existimos en el mismo mundo en el que se encuentran los incrédulos. Respiramos el mismo aire, comemos los mismos alimentos, compramos en las mismas tiendas, disfrutamos del mismo sol y recibimos la misma lluvia. Sin embargo, lo que nunca podemos compartir es el compañerismo espiritual.

Ahora bien, el mensaje de esta parábola es sencillo. Dios no aprueba ningún intento de deshacerse de los incrédulos del mundo por la fuerza, en esta parábola los siervos estaban dispuestos a usar la hoz y eliminar a los hijos del maligno "Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?" Mateo 13:28. Podemos entender su celo y podemos recordar por ejemplo a Jacobo y Juan, cuando le preguntaron a Jesús en Lucas 9:54-56 "Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 
porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas."

La inquisición fue responsable de la desaparición de innumerables cristianos, a quienes les dieron muerte porque mantenían la palabra de Dios como autoridad superior a las enseñanzas de los dirigentes de la doctrina católica romana. Los religiosos fanáticos ven siempre a los auténticos creyentes como el enemigo. Podemos citar como ejemplo a Martin Lutero a quien el 25 de mayo de 1521 los dirigentes católicos lo declararon prófugo y hereje, prohibiendo sus obras escritas.

Esto hacen aquellos quienes no tienen un entendimiento correcto de las escrituras, le pasó a nuestro Señor Jesucristo quien también hizo sentir amenazados a todos aquellos que tenían una vida de religiosidad, quienes por celo terminaron crucificándole.

El caso de Martin Lutero al presentar su tesis ante la "supuesta iglesia" citando gran parte de Gálatas en sola escritura y solo por gracia, al mencionar esto, el costo que tuvo que pagar, fue su persecución, hasta que Federico el sabio lo rescató y le dio asilo por un año, en donde comenzó su obra como reformador.

Nuestra misión no es una cruzada política o militar, no es la hora del juicio en la que somos llamados a administrar justicia, somos enviados como embajadores de Cristo, emisarios de Su misericordia y Su gracia. No estamos aquí por accidente, hemos sido puestos por el Señor en el mundo, y hemos sido plantados aquí para llevar fruto.

La auténtica cizaña no se puede transformar en trigo, podemos ver el caso de Judas, quien estuvo tan cerca pero a la vez tan lejos, no tenía un corazón preparado para ser transformado, sin embargo un hijo del maligno puede convertirse en un hijo de Dios, por medio de su gracia, este es el enfoque de la salvación. En Efesios 2:3 Pablo escribe que por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás, sin embargo la salvación nos da una nueva naturaleza y nos transforma de hijos de desobediencia en miembros de la familia de Dios, de cizaña en trigo, ahora venimos a ser hechura suya como dice Efesios 2:10. Creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparo de antemano para que anduviésemos en ellas. Así que en el sentido espiritual todo el trigo empieza como cizaña.

Para concluir, no debemos arrancar la cizaña, ni demandar que viva según los principios espirituales del reino de los cielos, los cuales están velados y no los pueden entender porque se disciernen espiritualmente y ellos se encuentran espiritualmente muertos. Lo que si debemos hacer, es predicar en contra de sus pecados y enseñar el evangelio, además de vivir como ejemplos de justicia. 

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